Como en otras escuelas de nuestro estado, los niños y niñas no repiten los cursos si no lo hace necesario su propio desarrollo global. Pero sí es destacable la atención y acompañamiento del niño durante todos los cursos de Primaria por un maestro-tutor y el consenso que se establece entre las madres, los padres y los maestros encargados del niño.

El aprendizaje de la escritura y las matemáticas se realiza no solo como el aprendizaje de una habilidad, sino como una implicación sensorial y vivencial de todas sus capacidades.

En todos los aprendizajes el sentido artístico es esencial, y se desarrolla la satisfacción por el trabajo realizado y su gusto estético.

Los contenidos y la forma de enseñar, en primer término, se basan en la madurez del niño y su etapa evolutiva y, en segundo término, en lo que al niño se le pide socialmente.

La enseñanza no se realiza mediante libros de texto, sino con cuadernos que los mismos alumnos elaboran, partiendo del currículum homologado y enriquecido por la experiencia del profesorado y de distintas fuentes de información.

A diferencia de todas las escuelas de nuestro entorno, no existen las notas numéricas: el informe de final de curso de cada niño es personal y con un contenido sobre su proceso de desarrollo en los aprendizajes, tanto en sus capacidades como en las habilidades mostradas, acompañado de un poema, una imagen o una historia que haga referencia a la actitud del niño y su camino en la vida.

Se concede la misma importancia a las actividades cognitivas que a las artísticas, técnicas y prácticas, con el objetivo de formar la personalidad del alumno en su globalidad. Actividades de jardinería, agricultura, artesanía e industria pretenden familiarizar al niño con la vida práctica.

El maestro-tutor acompaña su grupo de alumnos durante todos los cursos de Primaria. Este hecho permite un buen conocimiento de los alumnos y de su entorno familiar, y se crea, así, un vínculo de confianza que es muy favorable para el aprendizaje.

El contenido de las materias se da por periodos de tres o cuatro semanas, excepto las materias instrumentales y lenguas extranjeras, que tienen ritmos semanales. La disposición horaria se establece de modo que las asignaturas que requieren más concentración se realizan en las primeras horas de la mañana, las lenguas extrajeras a media mañana, y los talleres o la educación física en horarios de última hora de la mañana o por la tarde.

En estas escuelas se ejercen las funciones pedagógicas y organizativas de forma  colegiada mediante reuniones semanales, por lo que no tienen un director. Las familias participan intensamente en la vida de la institución.

Pronto se puede ver que detrás de esta lista de cosas se subyace una pedagogía diferente, una forma de trabajar en la que hasta los pequeños detalles tienen una identidad propia.

Un sondeo cualitativo reciente sobre las biografías profesionales de antiguos alumnos de escuelas Waldorf ha revelado que estos alumnos, tengan formación universitaria o técnica, se defienden mejor frente a la vida y son más aptos para dominar las tareas técnicas. Tienen una conciencia más grande de su propia valía, presentan múltiples intereses, están abiertos a ideas nuevas y están especialmente dispuestos a asumir responsabilidades sociales.

Estos resultados no serían posibles si no existiera una forma diferente de participación de las familias en la vida escolar, que se implican con los maestros en los proyectos y en las fiestas estacionales.

Todos estos aspectos dan un gran sentido de unión y de satisfacción personal. Siempre se espera que los padres colaboren, porque existe una continuidad entre la casa y la escuela, de modo que la enseñanza pueda ser más fructífera y armónica para el niño.